Bioproducto en base a bacterias ayudará a degradar ropa en el desierto de Atacama
El paisaje árido del desierto de Atacama sufrió un cambio en los últimos años.
En la actualidad, además de dunas de arena, montañas y otras bellezas naturales únicas, en este ecosistema aparecieron cerros formados por miles de toneladas de ropa. “Producto de la compra e importación de prendas de segunda mano (principalmente de EE.UU., Europa y Asia) seguido de la moda fast fashion ligada a la cultura de muchos países, y que tiene relación con el uso de indumentaria de temporada y su rápido descarte sin opción de reutilización, este lugar se ha convertido en un vertedero textil sin una solución efectiva”, explica Marcela Carvajal, investigadora del Laboratorio de Agrobiotecnología de la U. Federico Santa María.
Pensando en ayudar a solucionar este problema medioambiental en el norte de Chile, el cual afecta mayoritariamente a la comuna de Alto Hospicio (Región de Tarapacá), la experta trabaja junto a su equipo en la elaboración de un bioproducto –en formato líquido o en polvo-que pueda degradar rápidamente los textiles. Sobre la materia prima con que está fabricado, Carvajal cuenta que “encontramos bacterias nativas del desierto chileno con la capacidad de degradación de algodón, obtenidas de la zona radicular de flora autóctona.
Son bacterias benéficas, cuyos nombres aún no puedo revelar porque estamos en un proceso de protección intelectual”. Una vez listo el bioinsumo, la idea es aplicarlo en pilas de compostaje hechas con la tela prepicada junto a otros materiales orgánicos, y así reducir el tiempo de degradación.
Sin una ayuda de este tipo, pantalones, chaquetas y otro tipo de prendas puede tardar cientos de años en desaparecer completamente. “En sistemas controlados como las pilas de compostaje podemos degradar el textil en tiempos reducidos menores a tres meses, según el porcentaje de composición entre algodón y poliéster”, precisa la profesional. Así, por ejemplo, una polera 100% de algodón podría ser “comida” por las bacterias en menos de un mes.
Carvajal, sin embargo, advierte que los tiempos son relativos: “Hemos evidenciado que géneros más densos tardan más en degradarse porque tienen mayor cantidad de fibras, pero el proceso puede ser modulado de acuerdo a la cantidad de bioproducto aplicado y la modalidad de aireación (proceso por el cual el aire circula) que se utiliza.
Asimismo, cuenta si el textil se emplea entero o prepicado”. Ahora, los científicos afrontan el desafío de poder degradar indumentaria confeccionada 100% con poliéster, material derivado del petróleo, para lo cual están evaluando otros tipos de microorganismos que podrían acelerar aún más los tiempos de degradación. “Ya hemos visto que algunos hongos tienen esta capacidad, pero es algo en lo que debemos continuar experimentando”, asegura Carvajal.
Y añade: “Debemos saber que los textiles son utilizados en muchas actividades industriales, no solo en la moda, y son un material de desecho al fin de su vida útil, en particular cuando no existen alternativas de reutilización. La ciencia tiene un papel importante no solo en la generación de nuevo conocimiento, sino que para sentar las bases para la generación de soluciones tecnológicas avanzadas y muchas veces vanguardistas.
Desde mi experiencia, la aplicación de enfoques multidisciplinarios conectados a problemáticas de la sociedad permite encontrar soluciones sostenibles con alto impacto”.
Fuente: El Mercurio/Innovación abril 2024