¿Es el stock muerto la solución sostenible que necesita la industria de la moda?

El 30% de los tex­ti­les pro­du­ci­dos no lle­gan a manos de los consumidores

En la indus­tria de la con­fec­ción no se uti­li­zan todos los rollos de tela. Esos rollos se lla­man ​“deads­tock”, o rema­nen­tes. Cada vez son más las mar­cas emer­gen­tes, y tam­bién las más vete­ra­nas, que uti­li­zan este ​“deads­tock” para con­fec­cio­nar nue­vos artícu­los. Pero, ¿qué es exac­ta­men­te el ​“deads­tock”? ¿Qué se pue­de hacer con él? ¿Y es real­men­te tan sos­te­ni­ble como sue­na en un principio?

¿Qué es el ​“deads­tock”?

Los teji­dos ​“deads­tock” son res­tos de la indus­tria de la moda que deben dese­char­se al cabo de cier­to tiem­po. Son teji­dos que se han pro­du­ci­do para una empre­sa pero que, por algu­na razón, no se han podi­do ven­der a esa empre­sa des­pués de todo. Por ejem­plo, por­que no cal­cu­la­ron correc­ta­men­te las can­ti­da­des nece­sa­rias, por­que el color salió mal o por­que el teji­do sufrió peque­ños daños. Estos teji­dos se con­si­de­ran mate­rial muer­to y pue­den ven­der­se bajo este tér­mino a otras empre­sas, a veces en con­di­cio­nes espe­cia­les para man­te­ner la exclusividad.

Pakhuis de Zwij­ger orga­ni­zó una trans­mi­sión en direc­to en cola­bo­ra­ción con Reflow, ​“Redi­se­ñar la moda: The deads­tock dilem­ma”. Allí habla­ron de lo difí­cil que es cal­cu­lar la can­ti­dad de ​“deads­tock” que hay, aun­que afir­man que alre­de­dor del 15% de la pro­duc­ción mun­dial se que­da en ​“deads­tock”, una can­ti­dad importante.

Ire­ne Mal­di­ni es pro­fe­so­ra del gru­po de inves­ti­ga­ción Moda y Tec­no­lo­gía de la Hoges­chool van Ams­ter­dam. Inves­ti­ga prin­ci­pal­men­te el dise­ño para la sos­te­ni­bi­li­dad y for­ma parte de la Coa­li­ción Donut de Ámsterdam.

Mal­di­ni tam­bién seña­la que muchos datos esta­dís­ti­cos en torno al stock muer­to son incier­tos. ​“Hay mucho deba­te al res­pec­to, pero la cifra del 30% que no lle­ga al con­su­mi­dor apa­re­ce a menu­do. Que­re­mos redu­cir el volu­men de pro­duc­ción y esta­mos explo­ran­do la pro­duc­ción ​‘bajo deman­da’ o la pro­duc­ción por encar­go”.

Según ella, el prin­ci­pal argu­men­to a favor de la pro­duc­ción ​“bajo pedi­do” es evi­tar el stock muer­to e impli­car a los con­su­mi­do­res en la fase de dise­ño y pro­duc­ción. ​“Eso aña­de valor a las pren­das, lo que hace que la gen­te sien­ta una cone­xión con ellas. Aun­que en mi inves­ti­ga­ción he lle­ga­do a la con­clu­sión de que las per­so­nas con pren­das per­so­na­li­za­das en su arma­rio, no nece­sa­ria­men­te tie­nen arma­rios más peque­ños”.

Dice que es nece­sa­rio un cam­bio de men­ta­li­dad. ​“Lo nece­si­ta­mos, de lo con­tra­rio las empre­sas no cam­bia­rán. Es un gran reto, por­que tam­bién tene­mos que pen­sar en cómo tie­ne que cam­biar la eco­no­mía. Hay que dar un giro a la indus­tria e inver­tir en tecnología”.

Sin embar­go, el deads­tock tie­ne sus ven­ta­jas. Por ejem­plo, para las peque­ñas empre­sas es un resul­ta­do muy posi­ti­vo, por­que pue­den encon­trar teji­dos úni­cos, a veces de gran cali­dad, en meno­res can­ti­da­des y a pre­cios más redu­ci­dos.

En teo­ría, los teji­dos de segun­da mano tam­bién tie­nen una menor hue­lla de car­bono por­que, en prin­ci­pio, no hay que uti­li­zar nue­vas mate­rias pri­mas. Sin embar­go, la hue­lla de car­bono real depen­de­rá de los mate­ria­les, el trans­por­te, etc., y en reali­dad nun­ca es 0. Cada mate­rial de dese­cho es dife­ren­te, al igual que cada mate­rial ​“nue­vo”.

Enton­ces, ¿es el mate­rial de dese­cho la solu­ción para que la indus­tria de la moda sea más sos­te­ni­ble en el camino hacia una eco­no­mía cir­cu­lar? Sí y no, nun­ca hay una solu­ción, dema­sia­da pro­duc­ción de lo mis­mo siem­pre es dema­sia­do. Hay que limi­tar­lo a peque­ñas can­ti­da­des por­que sólo así ayu­da­rá en la lucha con­tra la sobre­pro­duc­ción y la inu­ti­li­za­ción de mate­rias primas.

Fuente: https://cosh.eco/es/articulos/deadstock