La moda barata produce contaminación y esclavitud especialmente en infancias
La industria de la moda rápida, impulsada por los precios bajos y el hiperconsumo, oculta una grave crisis ética y social. Más de 160 millones de niños en el mundo son víctimas del trabajo infantil, y casi la mitad realiza labores peligrosas, según Save The Children. Muchos de ellos forman parte de la cadena de producción textil en países asiáticos, donde cosen prendas en condiciones insalubres, sin derechos ni acceso a educación, por sueldos que representan solo un tercio del salario de un adulto.
El Gobierno brasileño ha detectado dos talleres en Sao Paulo donde trabajadores ilegales fabrican ropa para Zara en condiciones ‘terribles‘. Pero estos dos talleres donde los trabajadores rozan la esclavitud no son casos aislados, ya que el Ministerio de Trabajo del país asegura que podría haber hasta 33 talleres más en estas condiciones en Brasil.
Inditex sin embargo no se responsabiliza de estas irregularidades y defiende que sus proveedores brasileños podrían haber subcontratado de forma no autorizada la fabricación de ropa de Zara en estos talleres ilegales.
Esta forma de esclavitud moderna se ve facilitada por la deslocalización, la subcontratación y la falta de regulación global, elementos clave del modelo de negocio de algunas grandes marcas internacionales. Investigaciones señalan jornadas laborales de hasta 75 horas semanales sin garantías de seguridad, prácticas que violan las leyes laborales locales y los principios éticos básicos.
El impacto no es solo social: la industria textil genera cerca del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el 20% de las aguas residuales, según la ONU. La moda rápida ha duplicado su volumen de producción desde el año 2.000, promovida por fenómenos como los hauls o unboxings en redes sociales, que fomentan un consumo irreflexivo y desmedido.
Expertos de la Universitat Oberta de Catalunya llaman a una transformación profunda del sector: exigir transparencia, garantizar la trazabilidad de los productos, y fomentar patrones de consumo más sostenibles. Para los empresarios responsables, esto representa una oportunidad estratégica: liderar con ética, proteger la reputación de sus marcas y responder a la creciente demanda de un mercado que ya no acepta crecimiento a costa de la dignidad humana y del planeta.
Fuente: www.comunidadtextil.com